Durante el puente de diciembre, muchas familias utilizan el tiempo libre para preparar la Navidad, especialmente decorando el árbol junto a los niños. Esta actividad, más allá de buscar un resultado estético impecable, se convierte en un taller de manualidades lleno de diversión y creatividad familiar. Desde bolas transparentes rellenas de purpurina hasta adornos con pasta pintada, las opciones son diversas y permiten a los niños aportar a la decoración de forma sencilla. Además de ser un entretenimiento sin pantallas, este proyecto compartido refuerza los lazos afectivos, generando recuerdos duraderos y un ambiente festivo único en el hogar.
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