El jabón de lavavajillas se revela como un aliado versátil en el hogar, capaz de ir más allá de la limpieza de platos. Su fórmula, diseñada para disolver grasa y suciedad, lo hace útil en tareas como blanquear ropa, desatascar desagües y limpiar baños, electrodomésticos y suelos. Gracias a su potente poder desengrasante, es capaz de eliminar restos de aceite y suciedad en diversas superficies, incluso textiles y suelos, sin causar daños ni decoloraciones. Además, destaca por su aroma agradable y compatibilidad con diversas rutinas de limpieza. Se advierte, sin embargo, no mezclarlo con lejía y usarlo en pequeñas cantidades para evitar efectos adversos.
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