La inclusión tecnológica para los abuelos sigue siendo un desafío en un mundo digital acelerado, donde la adaptación es esencial pero no siempre fácil para ellos. Aunque no crecieron con dispositivos modernos, muchos mayores están aprendiendo a usar herramientas digitales, como hacer videollamadas o utilizar aplicaciones médicas. La clave está en ofrecer tecnología accesible, con funciones básicas fácilmente disponibles, como botones grandes o recordatorios médicos. Esto no solo mejora su autonomía y bienestar, sino que también empodera y conecta. Al facilitar su inclusión, también se enriquece la comunicación intergeneracional, enseñando a los jóvenes a valorar lo simple y a practicar la empatía. Así, integrar tecnológicamente a los mayores no solo es justo, sino también un acto de amor.
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