En las últimas 48 horas, el debate no ha girado en torno a si la inteligencia artificial (IA) alterará el panorama económico, sino más bien al coste financiero que podría acarrear. Varios actores clave -desde consultoras hasta magnates de Wall Street y colosos tecnológicos- han lanzado un aviso casi unánime sobre el riesgo de un potencial exceso especulativo en todo lo que la IA toca. Para algunos, esta no es una advertencia temprana, sino una clara «bandera roja».
Una de las advertencias más impactantes proviene de MacroStrategy Partnership, cuyos analistas, incluido Julien Garran, ex miembro de UBS, estiman que la burbuja de la IA podría ser 17 veces más grande que la burbuja puntocom de los noventa y cuatro veces superior a la del ladrillo de 2008. Estos cálculos surgen de un enfoque «wickselliano», que argumenta que, tras años de bajos tipos de interés y expansión cuantitativa, el coste de la deuda corporativa ha facilitado una asignación ineficiente del capital. Además de la IA, se incluyen sectores como la vivienda, oficinas, NFTs y capital de riesgo.
En el ámbito de la tecnología, MacroStrategy advierte sobre posibles límites en la escalabilidad de los modelos de lenguaje (LLM). Informes de varias pruebas revelan inconsistencias significativas en la tasa de finalización de tareas, con un preocupante descenso en la adopción de la IA por parte de grandes compañías, según datos del Departamento de Comercio de EE. UU.
El panorama se complica aún más con una advertencia sobre un posible «derrumbe deflacionario» en caso de que se desaceleren las plataformas de IA y el ciclo de construcción de centros de datos. La recuperación económica podría ser difícil, lo que complicaría la tarea para la Reserva Federal y el gobierno para reflotar la economía rápidamente.
El endeudamiento para la construcción de centros de datos se presenta como otra preocupación, señalada por el analista Dario Perkins de TS Lombard, comparando el frenesí actual con los apalancamientos pasados. Este clima de excesiva inversión ha llevado a un aviso de «drawdown» en el mercado bursátil en los próximos 12-24 meses por parte de David Solomon, CEO de Goldman Sachs.
A pesar de los pronósticos, el mercado ha permanecido robusto, con índices como el S&P 500 y el Nasdaq Composite alcanzando nuevos récords. Sin embargo, la volatilidad en el mercado y la atención en tickers como Tesla, NVIDIA y Amazon indican un entorno de inversión todavía incierto.
En el frente corporativo, el flujo de noticias y movimientos estratégicos como las inversiones en Aligned Data Centers por parte de BlackRock, sugieren que sigue habiendo un interés masivo en activos relacionados con la tecnología de IA, a pesar de las advertencias continuas sobre una posible corrección.
En conclusión, aunque la inteligencia artificial tenga un futuro asegurado a largo plazo, el presente exige una evaluación cuidadosa de las inversiones y expectativas. La tecnología tiene el potencial de transformar industrias enteras, pero la diferenciación entre innovaciones prometedoras y movimientos impulsados por el entusiasmo desmedido será clave en el próximo panorama económico.