El crecimiento acelerado de los centros de datos se ha convertido en un fenómeno mundial, situándose como uno de los principales motores de la creciente demanda eléctrica. Según datos de la Agencia Internacional de la Energía (IEA), estos gigantescos consumidores de energía ahora representan un significativo 1,5% de la demanda eléctrica global, con un consumo que ronda los 415 TWh. En los últimos cinco años, la demanda de electricidad de estos centros ha experimentado un incremento anual del 12%, y las proyecciones sugieren un panorama aún más impactante: para el año 2030, el consumo podría más que duplicarse, alcanzando los 945 TWh, lo que constituiría cerca del 3% de la demanda eléctrica mundial total.
Este auge trae consigo desafíos significativos para la transición hacia energías sostenibles. La operación continua y el alto consumo energético de los centros de datos podrían someter al sistema eléctrico a una presión considerable, amenazando la estabilidad del suministro al tiempo que se busca cumplir con los compromisos de sostenibilidad. En respuesta a estos retos, algunas de las grandes corporaciones tecnológicas están explorando la posibilidad de generar su propia electricidad. Microsoft, por ejemplo, ha considerado la reapertura de una planta nuclear en Estados Unidos para abastecer sus centros de datos, mientras que otras empresas, como OpenAI, también han mostrado interés en la energía nuclear como una solución potencial.
En el panorama actual, la mayor parte de la electricidad que consumen estos centros proviene del carbón, alcanzando un 30%, debido principalmente a su uso en potencias como China. A esto le siguen las energías renovables con un 27%, el gas natural con un 26% y la energía nuclear con un 15%. Se proyecta que para 2024, las emisiones de CO₂ vinculadas a estos centros alcancen los 220 millones de toneladas, incrementándose a 320 millones para 2035. En el futuro cercano, se espera que el carbón y el gas natural cubran el 40% de la demanda, lo que podría fomentar la construcción de nuevas plantas basadas en estos combustibles.
A pesar de este escenario, las energías renovables están ganando terreno. Un número creciente de desarrolladores está invirtiendo en la generación de energía limpia y firmando contratos de compra de energía (PPA) con generadores de renovables, lo cual podría permitir que, para 2035, las energías renovables se conviertan en la principal fuente de suministro para los centros de datos, aún cuando los extensos tiempos de espera para conexiones a la red suponen un reto considerable.
En el ámbito europeo, las autoridades están elaborando una hoja de ruta que se dará a conocer en 2026, con el fin de abordar los desafíos del incremento en la demanda energética de los centros de datos. La Unión Europea ha enfatizado la necesidad de digitalizar el mercado eléctrico como prioridad para mejorar la eficiencia del sistema y facilitar la sostenibilidad de estos centros.
El almacenamiento de energía emerge como un factor clave en esta transición, especialmente mediante la integración de baterías con fuentes renovables. Esta estrategia puede asegurar el suministro durante períodos de baja producción, gracias al almacenamiento de excedentes generados en horas pico. La inclusión de baterías no solo mejoraría la flexibilidad y reduciría pérdidas en la red, sino que también contribuiría a mantener la estabilidad del suministro.
En este contexto, iniciativas como AleaGreen de AleaSoft Energy Forecasting se centran en ofrecer previsiones a largo plazo cruciales para la financiación de proyectos de energías renovables y la formalización de contratos PPA. Además, la división AleaStorage investiga proyectos de almacenamiento mediante baterías, tanto de manera independiente como combinada con plantas renovables, con el objetivo de optimizar ingresos y rentabilidad a largo plazo.








