La comunidad científica, liderada por la NASA, ha encendido las alarmas ante una inusual actividad solar que podría alterar el equilibrio vital del planeta. Este fenómeno, que ha llevado auroras boreales a latitudes inhabituales, subraya la fragilidad de nuestra dependencia del Sol. Con estudios recientes, se anticipa que el Sol alcanzará su temperatura máxima a los 8 mil millones de años, evolucionando luego hacia una gigante roja antes de convertirse en una enana blanca. Este proceso resalta la importancia de comprender nuestro astro y su influencia en el sistema solar. Investigaciones actuales buscan identificar «análogos solares» para responder preguntas clave sobre sistemas planetarios y características estelares, aprovechando precisos datos de Gaia.
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