Durante el verano, las playas españolas, un popular destino para el ocio, enfrentan la amenaza de la carabela portuguesa, un organismo marino similar a las medusas pero más peligroso. Su presencia se ha incrementado por factores como el calentamiento global y la contaminación, reduciendo sus depredadores naturales. La carabela, con tentáculos urticantes de hasta 50 metros, puede causar desde dolor intenso hasta reacciones graves en humanos. Ante la detención de uno de estos ejemplares, se recomienda evitar el baño hasta que las autoridades aseguren el área. En caso de picadura, es crucial salir del agua, no frotar la zona, y aplicar calor moderado. Las autoridades implementan sistemas de vigilancia para alertar sobre su presencia, destacando la necesidad de precaución y conocimiento para garantizar la seguridad en las costas.
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