En 2025, las granjas españolas enfrentan una crisis sanitaria sin precedentes debido a la rápida propagación de virus como la lengua azul, la dermatosis nodular contagiosa (DNC), la gripe aviar y la peste porcina africana (PPA). Estas enfermedades, transmitidas por mosquitos y fauna silvestre, han obligado a sacrificar grandes cantidades de ganado, generando pérdidas económicas significativas para los ganaderos. A pesar de medidas como el confinamiento de aves y la intervención de la Unidad Militar de Emergencias, continúan registrándose brotes que ponen en riesgo la estabilidad del sector. Las autoridades y representantes del sector agrícola enfatizan la resiliencia de los protocolos de seguridad alimentaria europeos, aunque señalan al cambio climático y la globalización como factores que están modificando los patrones de transmisión de enfermedades animales. La incertidumbre persiste, con la esperanza puesta en las campañas de vacunación y la contención de focos de infección, mientras el impacto económico se hace evidente con la caída en los precios de la carne porcina.
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