En el 18 de marzo de 1944, en el campo de concentración de Auschwitz, se celebró la única boda registrada en ese lugar entre la española Margarita Ferrer y el austriaco Rudolph Friemel, quien era un preso político. La pareja, que se conoció durante la Guerra Civil Española, contrajo matrimonio en un acto que, aunque permitió a Rudolf reconocer a su hijo Edouard y ofrecer a Margarita un estatus social diferente, no tuvo fines propagandísticos y se mantuvo en secreto. Friemel, involucrado en la resistencia, fue ejecutado justo antes de la liberación de Auschwitz, dejando tras de sí un legado amoroso que tiempo después sería reconstruido por el autor Erich Hackl y que su nieto, Rodolphe, descubre y valora como un testimonio de amor y lucha contra un escenario de horror. Margarita, quien nunca olvidó a su primer amor, vivió hasta 1987, dejando tras de sí una tumba en Créteil adornada con un mensaje de sus seres queridos.
Leer noticia completa de Internacional en El Independiente.