El tiempo parece comprimirse y expandirse a voluntad, y en este año que se apresta a finalizar, hemos sido testigos de una aceleración sin precedentes en los cambios geopolíticos. Las semanas se sienten como décadas, especialmente en un contexto global cargado de tensiones y conflictos bélicos. La guerra en Ucrania, que se ha prolongado por casi cuatro años desde la invasión rusa, continúa siendo un punto caliente de la inestabilidad en Europa y del mundo en general. Este conflicto no solo ha cambiado la dinámica política y militar del continente, sino que ha arrastrado consigo una serie de repercusiones económicas y sociales que afectan a múltiples naciones.
Paralelamente a este conflicto, otro escenario de violencia y sufrimiento humano se desarrolla en Palestina, donde la ocupación y colonización ilegal por parte de Israel ha generado un genocidio que parece no tener fin. Las imágenes de horror y desesperación que han llegado a nuestros ojos en tiempo real han conmovido a una parte significativa de la población mundial. Desde diversas organizaciones, incluyendo CCOO, hemos levantado la voz en defensa de un pueblo que vive en condiciones de constante amenaza y vulnerabilidad. Este genocidio no solo afecta a las víctimas directas, sino que dejará cicatrices imborrables en la historia de la humanidad, recordándonos el costo crudo de la indolencia frente al sufrimiento ajeno.
En este contexto histórico y tumultuoso, se hace más importante que nunca la solidaridad y el apoyo a aquellos que sufren en medio de las luchas por la autodeterminación y la justicia. La comunidad internacional tiene la responsabilidad de no solo observar, sino de actuar y hacer eco de las voces que reclaman un mundo más justo y pacífico. La historia nos recuerda que a menudo son las acciones individuales y colectivas las que pueden marcar la diferencia y contribuir a la construcción de un futuro esperanzador, a pesar de las odds abrumadoras que puedan parecer.
Fuente: CCOO Andalucía.
