La Consejería de Sostenibilidad y Medio Ambiente de la Junta de Andalucía ha anunciado el inicio del periodo de caza mayor, que se extenderá desde el 11 de octubre hasta el 8 de febrero de 2026. Durante esta temporada, se podrán cazar especies como ciervos, gamos, muflones y jabalíes. La cabra montés estará permitida hasta el 26 de abril, mientras que el corzo tendrá un segundo ciclo de caza del 1 de marzo al 15 de abril. La caza se desarrollará todos los días, incluidos festivos.
Esta nueva temporada se enmarca dentro del Plan Andaluz de Caza, dirigido a promover un modelo sostenible que compatibilice la caza con la conservación de los ecosistemas y el desarrollo rural. En Andalucía, casi el 80% del territorio está destinado a esta actividad, practicada por más de 163,000 cazadores con licencia vigente.
La caza es esencial para el control de poblaciones silvestres, sobre todo en el caso del jabalí, cuya sobreabundancia puede causar problemas. Así, se permitirá su caza mediante aguardo nocturno desde el 10 de agosto hasta el 8 de febrero. Las batidas de corzo se realizarán en los cotos con planes técnicos aprobados del 1 al 31 de marzo.
La Consejería enfatiza el cumplimiento estricto de las normas de seguridad y los planes técnicos de caza, y recomienda a los cazadores planificar las jornadas y conocer las normas de seguridad y primeros auxilios. En caso de accidente, se aconseja proteger, avisar y socorrer con rapidez.
El respeto a los cupos, las especies no cinegéticas y el entorno natural son fundamentales. Está prohibido usar munición con plomo en zonas sensibles, como humedales y áreas protegidas.
La caza en Andalucía no solo tiene un valor ambiental, sino también económico y social, generando unos 3,500 millones de euros al año y ofreciendo empleo directo e indirecto a unas 45,000 personas. Esta actividad dinamiza el entorno rural, fija población en áreas en riesgo de despoblación y mantiene vivas las tradiciones.
La Junta subraya que la caza gestionada adecuadamente se convierte en aliada de la naturaleza, favoreciendo el equilibrio ecológico. La colaboración entre cazadores, gestores y administraciones es clave para mantener este modelo sostenible que beneficia tanto a la biodiversidad como a la economía local.
Fuente: Junta de Andalucía.