Anguila, una pequeña isla caribeña, está viviendo un verdadero «Eldorado digital» gracias a la popularidad de su dominio territorial .ai, originalmente asignado por azar en 1995. Este dominio se ha convertido en un activo fiscal de gran relevancia para la isla, impulsado por la fiebre global de la inteligencia artificial (IA). Nombres como Perplexity.ai, x.ai y google.ai son solo algunos de los muchos proyectos que han adoptado estas dos letras como un distintivo de la IA.
Este fenómeno demuestra cómo un simple cambio semántico de un dominio puede transformar su demanda, al tiempo que destaca los riesgos y oportunidades para economías pequeñas que dependen de ingresos volátiles ligados a tendencias tecnológicas.
En cuanto a cifras, el crecimiento del .ai ha sido notable. De unos 48.000 dominios en 2018, los registros alcanzaron aproximadamente 354.000 en 2023, con una meteórica escalada hasta los 870.000 actuales. Con cerca de 1.500 registros diarios, se espera alcanzar el millón en poco más de un mes.
Para Anguila, los ingresos generados por el .ai han pasado de ser ínfimos a representar una parte sustancial de su economía. En 2022, los registros generaron alrededor de 7 millones de dólares, cifra que se triplicó en 2023, con previsiones de alcanzar los 48 millones en 2025. A pesar de este auge, el gobierno de la isla advierte sobre los riesgos de depender exclusivamente de estos ingresos.
El caso de Anguila no es único. Otros dominios territoriales, como .tv de Tuvalu o .io del Territorio Británico del Océano Índico, también se han convertido en potentes marcas globales gracias a su significado percibido fuera de sus geografías. Sin embargo, la popularidad de estos dominios los hace vulnerables a tendencias tecnológicas, cambios en la regulación y otros riesgos.
A pesar del éxito del .ai, mantener esta trayectoria requiere estrategias claras. Iniciativas como la creación de un fondo de estabilización, políticas efectivas de resolución de disputas y la diversificación económica son cruciales para asegurar que el dominio siga siendo un activo valioso para Anguila.
En conclusión, el .ai ha transformado a Anguila en un inesperado beneficiario del boom de la IA. Esta historia resalta la importancia de aprovechar oportunidades semánticas mientras se gestiona el crecimiento con prudencia. Si Anguila logra consolidar su gobernanza y diversificar su economía, el éxito del .ai podría perdurar incluso más allá de las modas tecnológicas actuales.