La estricta política de equipaje de mano de Ryanair, conocida por sus bajas tarifas, generó una reacción inesperada en el aeropuerto de Leeds cuando Natalie Sadler se enfrentó a un cargo extra de 70 euros. Su maleta excedía ligeramente el tamaño permitido, por lo que decidió vaciar su contenido en un saco de basura proporcionado por una cafetería cercana, llevándolo al hombro cual Papá Noel. Evitando el pago adicional, subió al avión, ganándose el aplauso del resto de los pasajeros. Sadler expresó que prefería perder una maleta antes que pagar el recargo, destacando su solución creativa ante la situación.
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