El Ayuntamiento de Palma ha intensificado su lucha contra las pintadas vandálicas, aumentando su inversión en limpieza a casi 800.000 euros en 2025, en comparación con los 286.859 euros del año pasado. Esta estrategia ha resultado en la eliminación de 8.321 grafitis, cuadruplicando la cantidad gestionada por el anterior gobierno socialista. La mejora en la efectividad y el gasto refleja una ruptura con la gestión previa, la cual fue criticada por la OCU por situar a Palma como una de las ciudades más sucias de España. Bajo la dirección del teniente de alcalde de Medio Ambiente, Llorenç Bauzá, el municipio ha adoptado una política de tolerancia cero mediante una nueva ordenanza que impone multas de hasta 3.000 euros para los responsables de alteraciones en edificios emblemáticos. Esta iniciativa espera recuperar paulatinamente la imagen de la ciudad balear y reforzar su atractivo residencial.
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