Según la Constitución de Corea del Sur, el presidente ocupa los cargos de jefe del gobierno y comandante en jefe del ejército, funciones que mantiene a menos que se vea incapacitado para ejercitarlas o decida renunciar a su mandato. Este marco legal asegura la continuidad en el liderazgo del país, situando al presidente en el centro de las decisiones políticas y militares, y establece los procedimientos a seguir en caso de que su capacidad para gobernar se vea comprometida.
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