La seguridad personal, uno de los valores diferenciadores de Europa, parece desvanecerse a medida que el crimen organizado se afianza en varios países del continente, mientras los gobiernos muestran, en ocasiones, complacencia. España, considerada relativamente segura, enfrenta la infiltración de cárteles y bandas extranjeras, al igual que otras naciones de la UE. En Suecia, la violencia entre bandas involucra a menores de edad, y en Inglaterra y Francia, el incremento de delitos violentos y violaciones destaca los desafíos de seguridad. La corrupción también afecta a las fuerzas policiales, con mandos coludidos con narcotraficantes. Un juez belga, al advertir del peligro de convertirse en un narcoestado, urge a fortalecer las medidas de protección a funcionarios judiciales. La falta de acción y métodos efectivos, similares a los aplicados exitosamente en Estados Unidos, plantea preguntas sobre la capacidad de los gobiernos europeos para hacer frente a estas amenazas internas.
Leer noticia completa en OK Diario.



