La saturación y la creciente accidentabilidad de la autopista AP-7 en el sur de Cataluña han generado preocupación entre alcaldes, empresarios y transportistas, quienes exigen celeridad en la construcción de un tercer carril en el tramo del Ebre. La eliminación de peajes y restricciones de circulación para camiones por la N-340 han incrementado el tráfico y los accidentes, especialmente en Tarragona, que concentra una cuarta parte de los siniestros. En seis años, los accidentes con víctimas se han duplicado. Los transportistas sugieren reducir la velocidad para mitigar el problema, pero alertan sobre la necesidad de invertir en infraestructura. Las demoras en comenzar las obras, planificadas para no antes de 2028, preocupan a autoridades locales, quienes temen un impacto económico adverso en sectores como el turismo y el comercio, debido a las frecuentes paralizaciones en la autopista.
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