La Generalitat de Cataluña enfrenta un desajuste financiero, marcado por un aumento en el gasto de sueldos mientras cae la inversión en infraestructuras. En 2025, se espera que los sueldos alcancen los 13.000 millones de euros, superando los 10.950 millones presupuestados, en medio de un contexto de presupuestos prorrogados de 2023 y sin un nuevo presupuesto aprobado. Este gasto es sostenido por el incremento de ingresos del gobierno autonómico, caracterizado por una elevada presión fiscal, y destaca en documentos oficiales como un esfuerzo por mejorar las condiciones laborales en sectores como la sanidad pública. Mientras tanto, la deuda con el Estado español crece, superando los 80.000 millones de euros, financiada en parte por créditos del FLA que la Generalitat no salda y reajusta con nuevos préstamos.
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