Las enfermedades neuromusculares (ENM) en España afectan a más de 60.000 personas, constituyendo aproximadamente el 20% de las enfermedades raras diagnosticadas en el país. Patologías como la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), la Enfermedad de Parkinson y diversas distrofias son representativas de este grupo que ataca la funcionalidad muscular y la movilidad.
Alejandro Durán Lozano, neurólogo y jefe del Servicio de Neurología del Hospital Quirónsalud Bizkaia, explica que las ENM abarcan más de 150 patologías que alteran el sistema neuromuscular e interfieren con la función de los nervios periféricos y la unión neuromuscular. La evolución de estas condiciones puede provocar una pérdida en la fuerza, movilidad, y en casos severos, afectar funciones vitales como la respiración y deglución.
A pesar de la falta de una cura definitiva, la rehabilitación emerge como una herramienta crucial. Según Durán, es fundamental para conservar la funcionalidad del paciente, ralentizar la pérdida de capacidades y mejorar su bienestar general. Innovaciones tecnológicas en dispositivos robóticos representan nuevas oportunidades en el tratamiento, alentando la plasticidad cerebral y facilitando la reaprendizaje de patrones de movimiento.
El debilitamiento muscular progresivo requiere una intervención temprana. Sara García Delgado, fisioterapeuta especializada en Neurorrehabilitación Robótica, destaca que la plasticidad neuronal es más prominente en las fases iniciales de la enfermedad, lo que subraya la importancia de comenzar la terapia cuanto antes. En su unidad, se emplean plataformas de equilibrio y sistemas de realidad virtual para prevenir caídas y mejorar habilidades motoras como la coordinación y fuerza.
García también insiste en la mejora de la calidad de vida de los pacientes, sobre todo en enfermedades como la ELA y el Parkinson. Mantener la independencia es clave, permitiendo a los pacientes realizar tareas cotidianas sin asistencia constante. «En casos de Parkinson, los exoesqueletos específicos ayudan a superar bloqueos de movimiento», explica.
Aunque no existe cura para las ENM, la rehabilitación robótica supone un avance notable. Durán destaca que estas innovaciones tecnológicas no sustituyen al equipo terapéutico, sino que amplifican su capacidad de intervención. La fusión de tratamientos clínicos con tecnología facilita una adaptación del tratamiento a la evolución de cada patología, permitiendo ajustes en tiempo real.
En conclusión, García destaca que los progresos, por pequeños que parezcan, impactan significativamente en la vida diaria de los pacientes. Diseñar un plan de rehabilitación personalizado, basado en una evaluación exhaustiva inicial, es indispensable para garantizar que los pacientes mantengan su calidad de vida y autonomía el mayor tiempo posible.








