Israel ha comenzado a permitir la entrada limitada de alimentos a Gaza, describiendo esta asistencia como «básica», en un intento por aliviar las críticas internacionales y evitar una crisis humanitaria aguda. Según el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, los residentes recibirán raciones mínimas de pan y comida. Esta medida fue anunciada por el primer ministro Benjamín Netanyahu, quien había enfrentado presiones para suavizar el bloqueo que, durante semanas, ha restringido severamente la entrada de alimentos, medicinas y otros suministros esenciales al enclave palestino. La reacción ha sido de preocupación, dado que la ONU y organizaciones humanitarias insisten en que esta ayuda es insuficiente para atender la vasta necesidad tras meses de intensos bombardeos y destrucción. Además, denuncian que Israel emplea el hambre como táctica de guerra y exigen el restablecimiento pleno del acceso a la ayuda humanitaria. Un plan controversial para distribuir la ayuda mediante una fundación con sede en Suiza ha sido objeto de críticas por su falta de transparencia y el papel de mercenarios en su ejecución.
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