El mercado de cereales enfrenta serias dificultades debido a una cosecha interna abundante, una reducción de la demanda y grandes importaciones de excedentes de países productores, lo que ha provocado una caída de precios y ha puesto al sector agrícola en números rojos. Las organizaciones agrarias estiman una producción de entre 23 y 25 millones de toneladas, una cifra superior al año anterior pero sin alcanzar el récord de 2020. La Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (Asaja) denuncia que las importaciones masivas sin control impactan negativamente en la rentabilidad, con pérdidas estimadas de 50 a 60 euros por hectárea. En términos de producción, destacan los altos rindes en trigo y cebada, aunque el sector sigue lidiando con problemas estructurales y falta de organización en la comercialización. Simultáneamente, los precios de la leche han subido ligeramente, un fenómeno impulsado por la menor oferta debido al calor y a la reducción de cabezas de ganado, aunque siguen por debajo de la media comunitaria. El sector lácteo también enfrenta retos de rentabilidad y falta de relevo generacional, con una producción prevista para 2025 que será la más baja de los últimos años.
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