En un reciente evento, Donald Trump fue objeto de críticas al ser comparado con Fidel Castro debido a la extensa duración de sus discursos, una característica notable del fallecido líder cubano. La comparación se centró en la tendencia de Trump a hablar durante largos periodos, lo que evocó las maratónicas intervenciones públicas que distinguieron a Castro. Este paralelismo subraya las similitudes en cuanto a estilo discursivo, más allá de las obvias diferencias ideológicas y políticas entre ambos líderes. Las críticas destacan cómo las prolongadas intervenciones de Trump, al igual que las de Castro, podrían ser vistas como un intento de capturar la atención total del público y afirmar su influencia personal.
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