Bashar Asad, ex dictador de Siria, se ha refugiado en Moscú tras la caída de su régimen, dejando atrás un país devastado por la guerra civil y una economía colapsada. Su opulenta fortuna, estimada en más de 60.000 millones de euros, incluye propiedades en varios países, obras de arte y coches de lujo como un Ferrari F50 valorado en 5,2 millones de euros. La familia Asad ha sido capaz de mantener un control económico sobre Siria mediante un entramado de empresas pantalla y cuentas en paraísos fiscales. La abrupta fuga de Asad a Moscú, donde el Kremlin le ha concedido asilo, fue precipitada por una ofensiva rebelde que amenazó los últimos baluartes de su poder. Mientras tanto, en el exilio, Asad y su familia habitarán lujosos apartamentos en Baravikha, suburbio ruso conocido por acoger a ex dirigentes y nuevos ricos, bajo la estricta vigilancia del FSB.
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