El primer ministro de Francia, François Bayrou, se enfrenta a un desafío político crucial al optar por aprobar el presupuesto para 2025 a través del artículo 49.3 de la Constitución, que le permite saltarse el apoyo parlamentario y gobernar por decreto. Esta decisión, que ya provocó la caída de su predecesor Michel Barnier, expone al Gobierno a una moción de censura impulsada por la izquierda, liderada por La Francia Insumisa. Mientras el Partido Socialista, cuyo respaldo es incierto, negocia su posición tras un comentario polémico de Bayrou sobre la inmigración, el partido de extrema derecha, Reagrupamiento Nacional, también evalúa sumarse a la moción. En este entorno de incertidumbre, el Ejecutivo busca evitar una nueva crisis que deje a Francia sin presupuesto, mientras figuras influyentes advierten sobre las consecuencias de una posible crisis de gobierno.
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