Jair Bolsonaro, exmandatario de Brasil, enfrenta el juicio más significativo en la historia reciente del país, acusado de intentar un golpe de Estado para evitar entregar el poder a Luiz Inácio Lula da Silva tras su derrota electoral en 2022. Alegando problemas de salud, no asistió a la audiencia inicial del Tribunal Supremo y sigue el proceso desde su hogar en Brasilia, donde permanece en prisión domiciliaria. Acompañado de siete colaboradores, entre ellos exministros, Bolsonaro enfrenta cargos como abolición violenta del Estado de derecho y pertenencia a organización armada. El juez Alexandre de Moraes, instructor del caso, destacó la importancia de proteger las instituciones democráticas y criticó la presión ejercida por la administración de Donald Trump. Las sesiones, transmitidas en directo, atraen un gran interés público y resaltan la gravedad de las acusaciones, que incluyen planes para anular elecciones y atentar contra líderes políticos. Con un veredicto pendiente, la situación plantea desafíos para la joven democracia brasileña, mientras se observa de cerca el impacto político y social del proceso.
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