La reciente autorización de Estados Unidos para que Ucrania utilice misiles de largo alcance contra territorio ruso ha reavivado la tensión internacional en plena guerra en Europa del Este, generando divisiones entre los países europeos sobre el envío de armas. Mientras Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, manifiesta su respaldo a esta medida, Alemania se resiste a entregar misiles Taurus a Ucrania, temiendo una escalada bélica. La postura del canciller alemán Olaf Scholz ha suscitado críticas, especialmente tras su reciente comunicación con Vladimir Putin. En contraste, figuras políticas alemanas como Annalena Baerbock y Robert Habeck han expresado su apoyo al despliegue de estos misiles. Francia, por su parte, mostró disposición a permitir ataques defensivos sobre objetivos rusos que amenacen a Ucrania. A su vez, los ministros de Exteriores de la UE han discutido sanciones contra Irán y Corea del Norte por apoyar militarmente a Rusia, y la posibilidad de actuar contra China si se comprueban vínculos en la producción de drones para el conflicto. En este contexto, Borrell ha enfatizado la necesidad de decisiones más ágiles por parte de la UE en conflictos como Ucrania y Oriente Próximo, llamando a la unidad para fortalecer su influencia geopolítica.
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