Bruselas Aprueba Inversión de 623 Millones para Impulsar la Producción de Chips en Alemania y Potencia el Compromiso con el «Made in EU»

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La reciente aprobación de la Comisión Europea para la inversión de 623 millones de euros destinados a la construcción de dos fábricas de semiconductores en Alemania representa un avance significativo en la carrera por garantizar un suministro tecnológico más independiente en el continente. Este movimiento se alinea con los objetivos de la Ley Europea de Chips y las prioridades políticas para el periodo 2024-2029, distribuyendo los fondos entre GlobalFoundries y X-FAB. Con la creciente importancia de los semiconductores en todas las industrias, este paso es un esfuerzo para reforzar la autonomía tecnológica de Europa.

La importancia de este impulso radica en que los proyectos no se habrían materializado sin la intervención financiera europea. La Comisión Europea sostiene que las subvenciones son fundamentales para motivar las inversiones en este sector crítico, y asegura que el impacto sobre la competencia interna de la UE será limitado. Este respaldo busca fortalecer la resiliencia de la cadena de suministro europea y reducir la dependencia de fundiciones fuera del bloque.

GlobalFoundries, receptor de 495 millones de euros de la ayuda, liderará el proyecto SPRINT en Dresde. Este contempla la ampliación de su capacidad industrial para fabricar obleas de 300 mm, una dimensión clave para la producción a gran escala. Lo notable de esta propuesta es su enfoque en aplicaciones de doble uso, especialmente en sectores sensibles como aeroespacial y defensa, ajustándose a las directrices del IPCEI para Tecnologías de Comunicación Microelectrónica. Esta acción subraya la intención de producir chips bajo estrictos requisitos de seguridad, asegurando que todo el proceso se mantenga dentro de territorio europeo.

Por otro lado, X-FAB recibirá 128 millones de euros para impulsar su proyecto Fab4Micro en Erfurt. Con un enfoque distinto al de GlobalFoundries, esta “foundry abierta” buscará atender a empresas fabless, incluidas startups y pymes, facilitando una plataforma local para diseños de chips sin producción propia. Este movimiento es esencial para proporcionar a las compañías europeas un acceso más ágil a la producción, constituyendo un paso hacia una mayor innovación dentro del continente.

El contexto de esta iniciativa está marcado por la necesidad estratégica de Europa de mitigar su exposición a interrupciones globales, desde tensiones geopolíticas hasta problemas logísticos. Bruselas considera que estas nuevas instalaciones aportan capacidades críticas que actualmente no existen en la UE, permitiendo reducir la dependencia de producciones ajenas al bloque. Esta visión estratégica se extiende a planes de contingencia, asegurando la continuidad del suministro y la priorización de pedidos bajo la lógica de seguridad de abastecimiento de la Ley Europea de Chips.

Además, ambas compañías han acordado compartir con Alemania los beneficios que excedan las expectativas iniciales del proyecto, un enfoque para contrarrestar las críticas sobre subsidios a multinacionales y destacar el retorno social de estas inversiones públicas.

Aunque esta medida no solventa por completo los desafíos del sector microelectrónico europeo, que aún requiere talento, recursos energéticos competitivos, y una demanda constante, sí refuerza la dirección hacia un aumento significativo de la capacidad industrial en Europa, enfocándose en escalas mayores y tecnologías especializadas cruciales para sectores vitales como la automoción o la inteligencia artificial.

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