Las promesas de Donald Trump de llevar a Estados Unidos a una nueva «era dorada» han tenido efectos adversos en la economía, especialmente en California, donde sus políticas de inmigración y fuertes aranceles han afectado la actividad portuaria y generado protestas. En California, un tercio de los trabajadores no tiene papeles, situándolos bajo la mira de deportaciones masivas planificadas. El estado, que alberga la mayor población de inmigrantes del país, depende en gran medida de estos trabajadores en sectores clave como la agricultura y la tecnología, destacando su rol crucial en la economía de Silicon Valley. Además, estudios sugieren que las deportaciones podrían llevar a un retroceso económico y a una caída del empleo, desafiando las expectativas de reemplazo de mano de obra inmigrante por trabajadores nativos. Ante esto, Trump ha indicado que firmará una orden para mitigar los efectos en sectores dependientes de la mano de obra migrante, como la agricultura y la hotelería, aunque sin ofrecer detalles específicos.
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