El ‘Listado y Catálogo de flora y fauna silvestre amenazada, con presencia regular, en paso u ocasional en Andalucía’ se erige como un instrumento fundamental para la preservación de la diversidad biológica de esta región. Este compendio, que abarca cerca de 300 especies vegetales que demandan atención especial, subraya la necesidad de acciones de conservación para garantizar su sobrevivencia. Entre las especies destacadas se encuentran el abrepuños (‘Centaurea kunkelii’), el rompebarrigas menor (‘Trisetum antonii-josephii’), la colleja de serpentinas (‘Silene fernandezii’) y la colleja menor (‘Silene mariana’), todas ellas protegidas gracias a su inclusión en este catálogo.
La riqueza biológica de Andalucía se refleja en muchas de estas especies que, además de ser endémicas, se encuentran vinculadas a ecosistemas únicos que enfrentan varias amenazas. La Consejería de Sostenibilidad y Medio Ambiente está comprometida con la conservación de este patrimonio natural, promoviendo iniciativas que involucran tanto a instituciones como a ciudadanos.
El abrepuños, exclusivo de la Sierra de Gádor en Almería, está amenazado principalmente por obras viales y cambios en el uso del suelo agrícola. Con menos de 2,000 ejemplares en un reducido espacio, su conservación es un desafío que ya está siendo abordado mediante la recolección de semillas y la propuesta de crear microrreservas específicas.
El rompebarrigas menor, una gramínea que habita exclusivamente en Sierra Nevada, enfrenta amenazas debido al turismo y a la presión de herbívoros salvajes. La Junta de Andalucía ha planteado acciones de protección y propagación en viveros para salvaguardar su existencia.
Por su parte, la colleja de serpentinas, endémica de las sierras malagueñas, sufre riesgos serios debido a la presión ganadera y los efectos del cambio climático. Para contrarrestar esto, ciertas poblaciones cuentan con la protección de Parques Naturales, y se está trabajando en la creación de microreservas.
La colleja menor, aunque más extendida, no escapa a la vulnerabilidad. Sufre fluctuaciones significativas en su población a causa de incendios y pérdida de hábitats, lo que ha propiciado su inclusión en programas de conservación que incluyen la recolección de semillas y estudios biológicos.
La conservación de estas especies es un empeño compartido, donde tanto estrategias gubernamentales como la participación de la ciudadanía son cruciales. Medidas sencillas como respetar las normativas en espacios protegidos y minimizar el impacto humano pueden marcar una diferencia significativa para proteger este valioso legado natural. Juan Ramón Pérez Valenzuela, director general de Política Forestal y Biodiversidad, destaca la importancia de esta colaboración, llamando a la reflexión y acción colectiva para asegurar que la rica diversidad andaluza perdure para generaciones futuras.
Fuente: Junta de Andalucía.