En dos años al frente de la Generalitat Valenciana, el liderazgo ha enfrentado desafíos significativos, incluidas dos crisis de gobierno que han puesto a prueba la estabilidad política de la región. Además, el jefe de gobierno ha tenido que lidiar con un rival político que intensifica la competencia dentro de su partido, complicando la gestión diaria. A este panorama complejo se suma la devastadora DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos), que ha dejado consecuencias graves en la comunidad, requiriendo una rápida respuesta gubernamental para mitigar sus efectos.
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