En el barrio de Peñagrande, un restaurante icónico remonta sus orígenes a la posguerra, cuando el padre de Jesús, gracias a una quiniela ganada con 36.000 pesetas, decidió abrir su propio establecimiento gastronómico. De esta manera, el local se convirtió en un emblema de la zona, manteniendo su legado a lo largo de los años y conservando su reputación culinaria en la comunidad local.
Leer noticia completa en El Mundo.