Poco antes del mediodía del Domingo de Resurrección falleció el papa Francisco a los 88 años, tras recibir al político estadounidense JD Vance. Su muerte ha revelado tensiones internas en la Iglesia Católica, especialmente entre los conservadores estadounidenses, que buscan un papa más alineado con sus ideales. Figuras como los cardenales Raymond Leo Burke y Gerhard Ludwig Müller advierten sobre un posible cisma si se elige a un sucesor que continúe el legado de Francisco, a quien critican por su enfoque progresista hacia temas como el divorcio, la homosexualidad y la participación de laicos en la Iglesia. En el contexto del cónclave, la mayoría de los cardenales fueron nombrados por Francisco, lo que complica los esfuerzos conservadores. Mientras tanto, el panorama en Estados Unidos se polariza con los «MAGA católicos» abogando por un líder similar a Trump. El reto para la Iglesia es mantener la unidad en medio de este clima de división.
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