En un contexto donde la economía muestra signos de crecimiento, el debate sobre la justicia salarial y las condiciones laborales se vuelve más relevante que nunca. Unai Sordo, destacado líder sindical, ha subrayado la necesidad de que el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) esté legalmente garantizado en un 60% de la media salarial neta. Esta exigencia se presenta como un mecanismo fundamental para asegurar que los trabajadores no queden a merced de las decisiones unilaterales de las empresas, que a menudo absorben complementos salariales, precarizando aún más la situación laboral.
Por su parte, Nuria López aboga por un cambio estructural que permita repartir la riqueza de manera más justa. Según ella, es imprescindible que el empresariado integre la seguridad en el centro de sus políticas laborales, mientras que el Gobierno andaluz debería priorizar el aumento de salarios, garantizar servicios públicos de calidad, promover la estabilidad en el empleo y abordar la alta siniestralidad laboral que afecta a muchos trabajadores.
La situación en Málaga es un reflejo de las injusticias en el mercado laboral. Fernando Cubillo, representante de la zona, ha destacado que un alarmante 42,5% de la población trabajadora malagueña vive con menos de 7.500 euros anuales, a pesar de que la provincia ha experimentado un crecimiento del PIB del 6%. Este dato pone en evidencia la desconexión entre el crecimiento económico y el bienestar de la población, resaltando la urgencia de implementar políticas que aseguren una mejor distribución de los recursos y un aumento real en los salarios.
La lucha por un salario digno y unas condiciones laborales justas es una batalla que sigue vigente, y las voces de estos líderes reflejan una preocupación compartida por el bienestar de la clase trabajadora. La necesidad de cambio es apremiante y requiere la cooperación de todos los actores implicados: empresas, Gobierno y trabajadores.
Fuente: CCOO Andalucía.








