El rey Felipe VI ofreció su duodécimo discurso navideño en un cambio notable de postura, pronunciándolo de pie por primera vez desde su proclamación. Hizo un llamado a los políticos para preservar la convivencia y el «proyecto compartido» de España frente al descontento ciudadano, subrayando la importancia del diálogo y los acuerdos en un panorama mundial incierto. Al conmemorarse 50 años de la restauración de la monarquía, resaltó los avances democráticos y sociales logrados en este periodo. Sin perder de vista los desafíos actuales como el alto coste de la vida y la transformación tecnológica, el monarca destacó las fortalezas de España, haciendo hincapié en la creatividad, el talento y el compromiso europeo del país. Abogó por la importancia de la convivencia y la confianza, subrayando que las ideas nunca deben convertirse en dogmas y que el progreso requiere acuerdos compartidos.
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