Un reciente informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) revela avances significativos en la mejora de la calidad del aire en China, mientras que otros países enfrentan desafíos debido a incendios forestales devastadores. El Boletín de Calidad del Aire y Clima 2025 destaca la compleja relación entre calidad del aire y clima, poniendo en evidencia tanto progresos como retrocesos.
Las políticas de control de emisiones implementadas en el este de China han tenido un impacto positivo, reduciendo notablemente los niveles de material particulado fino (PM 2.5) por debajo del promedio histórico. Lorenzo Labrador, oficial científico de la OMM, subrayó las «anomalías negativas» observadas en esta región, reflejando un avance en la disminución de emisiones.
A pesar de estas buenas noticias, el informe alerta sobre los incendios forestales que han afectado negativamente la calidad del aire en otras áreas del mundo. En la cuenca del Amazonas, el norte de Canadá y Siberia, se han registrado «anomalías positivas» de PM 2.5, provocadas por intensas temporadas de incendios. Estas catástrofes no solo afectan las zonas inmediatas, sino que su humo se propaga, impactando ciudades alejadas como Santiago de Chile y São Paulo. En Europa, la situación en la Península Ibérica ha sido alarmante, con una temporada histórica de incendios que ha liberado cantidades significativas de CO₂.
El informe enfatiza que la calidad del aire y el cambio climático deben abordarse de manera integrada. Iniciativas como la normativa MARPOL, que redujo el azufre en combustibles marítimos, muestran que acciones para mejorar la calidad del aire pueden tener ramificaciones climáticas, en este caso, incrementando el calentamiento global al eliminar aerosoles de sulfato.
La gravedad de la contaminación del aire se refleja en estadísticas preocupantes; el Instituto de Efectos sobre la Salud reporta que fue responsable de 8,1 millones de muertes en 2021, consolidándose como el segundo factor de riesgo de muerte a nivel mundial. El informe de la OMM es un llamado urgente para que gobiernos implementen políticas efectivas contra la contaminación del aire, mitigando su impacto en la salud pública y el medio ambiente. La necesidad de un enfoque global es crucial, pues fenómenos meteorológicos extremos y acciones humanas continúan moldeando la calidad del aire de manera ineludible.