La tensionada relación entre NVIDIA y el mercado chino se agudiza mientras los chips de inteligencia artificial NVIDIA H20 enfrentan un creciente escepticismo en torno a su seguridad. A pesar de que la empresa estadounidense logró recientemente la autorización para exportar estos dispositivos a China, gracias a las intensas negociaciones de Jensen Huang con la administración Trump, persisten las preocupaciones sobre su fiabilidad.
Los medios estatales y los organismos reguladores en China han manifestado abiertamente sus reservas, señalando posibles “puertas traseras” en el hardware. El canal estatal CCTV, citado por Reuters, ha expresado con claridad su posición, afirmando que “cuando un tipo de chip no es ni ecológico, ni avanzado, ni seguro, como consumidores, tenemos la opción de no comprarlo.”
La Administración del Ciberespacio de China había instigado previamente investigaciones sobre NVIDIA por presuntas funciones ocultas, como la existencia de mecanismos de supervisión a nivel de hardware o incluso un “interruptor de apagado” remoto que pudiera ser activado desde el extranjero. Aunque NVIDIA ha negado rotundamente estas acusaciones mediante un comunicado, el escepticismo sigue en pie, especialmente en un contexto donde Estados Unidos no descarta emplear mecanismos de control en chips exportados, según sus planes en inteligencia artificial.
Para NVIDIA, la situación representa un reto significativo en términos comerciales. China constituye uno de los principales mercados de inteligencia artificial a nivel mundial, y la empresa ya posee un considerable inventario de chips H20 listos para la venta. Sin embargo, la reticencia del gobierno, sumada a la presión mediática, complica su entrada masiva al país.
El riesgo trasciende el ámbito político: la percepción de “no seguro” podría impulsar a las grandes empresas tecnológicas chinas a buscar alternativas nacionales o de otros proveedores, lo que reduciría las oportunidades de negocio para NVIDIA en medio de un competitivo escenario internacional.
