China ha intensificado su estrategia en la guerra tecnológica con Estados Unidos al imponer nuevas restricciones a la exportación de tierras raras. El Ministerio de Comercio de China ha anunciado controles adicionales sobre cinco elementos críticos: holmio, erbio, tulio, europio e iterbio, y también ha endurecido las normativas sobre el equipamiento necesario para su refinado. Estas medidas elevan a 12 el número de tierras raras sometidas a restricción, consolidando el dominio de China en una cadena de suministro vital para las industrias de semiconductores, defensa y energía verde.
Este movimiento se produce en un momento clave, justo antes de un esperado encuentro entre Xi Jinping y Donald Trump en la cumbre de APEC en Corea del Sur. Desde 2024, las dos potencias han mantenido una tregua comercial frágil tras la imposición de aranceles recíprocos. La reciente decisión de Pekín amenaza con romper este delicado equilibrio.
China procesa aproximadamente el 90 % de las tierras raras del mundo, controlando tanto su extracción como su refinado. El nuevo régimen exige que las empresas que deseen exportar productos con tierras raras chinas soliciten licencias específicas. Estos permisos no se otorgarán a usuarios del sector defensa y se evaluarán caso por caso para tecnologías sensibles, como chips avanzados e inteligencia artificial con uso militar potencial.
El endurecimiento de estas restricciones parece diseñado para cubrir un amplio espectro de componentes industriales que, aunque contienen pequeñas cantidades de estos elementos, son cruciales para el funcionamiento de tecnologías avanzadas. Esto incluye su uso en imanes, láseres y sensores, afectando sectores clave como semiconductores, energía y defensa, donde Estados Unidos y sus aliados son especialmente vulnerables.
Pekín ha calibrado esta estrategia como respuesta a las restricciones impuestas por Washington desde 2022, que limitan el acceso de China a tecnologías avanzadas. Al escalar las medidas sobre tierras raras, China coloca presión sobre Estados Unidos, subrayando su control sobre materias primas críticas.
La reacción del mercado ha sido rápida, con subidas en las acciones de compañías relacionadas con tierras raras en ambos países. Por otro lado, las empresas tecnológicas muestran cautela ante el posible impacto en costos y tiempos de entrega.
Las empresas afectadas deberán trabajar en mejorar la visibilidad de sus cadenas de suministro, preparar documentación para licencias y explorar alternativas para mitigar el impacto. A medida que se acerca la cumbre de APEC, el foco estará en cómo ambos países manejan este creciente conflicto tecnológico.