En el idílico Monasterio de Veruela, Christina Rosenvinge revivió su aclamado disco «Versos Sáficos» en un formato trío junto a Amaia Miranda y Magalí Datzira. Abriendo con «Canción del eco» de su álbum «La joven Dolores», la interpretación fluyó hacia un folk minimalista, con la rítmica electrónica transformada en un triunvirato acústico. La maestría vocal y la ausencia de batería destacaron en temas como «Hoy duermo sola» y «Himno a Afrodita». En un ambiente íntimo, Rosenvinge revisó piezas de sus trabajos anteriores, incluyendo «Ana y los pájaros» y «La absoluta nada», culminando en un cierre generacional con «Tú por mí». La velada, impregnada de elegancia y melancolía, dejó huella entre los asistentes.
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