Un reciente estudio del Instituto de Investigación del Hospital del Mar de Barcelona, junto con instituciones como la Mayo Clínic y el CONICET de Argentina, ha arrojado luz sobre la creciente agresividad del cáncer de páncreas, vinculándola al papel crucial que desempeñan los fibroblastos y el microambiente tumoral. Los fibroblastos, al activarse, favorecen el crecimiento y resistencia del tumor frente a los tratamientos. Investigadores como Pilar Navarro han identificado la importancia de la Galectina-1, una proteína inicialmente considerada exclusiva de la secreción de los fibroblastos, que también se encuentra en sus núcleos, ayudando a regular la expresión génica. Este descubrimiento podría conducir al desarrollo de nuevas estrategias para abordar el duro pronóstico de este cáncer, con una tasa de supervivencia a cinco años de apenas el 10%. Utilizando muestras de pacientes y experimentos in vitro, se ha demostrado que inhibir tanto la Galectina-1 como el gen KRAS puede desactivar la colaboración entre fibroblastos y células tumorales, ofreciendo una esperanza en la lucha contra esta enfermedad.
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