El verano implica más tiempo al aire libre, viajes y cambios en los hábitos y rutinas, lo que puede exponer a los niños a infecciones y enfermedades debido a variaciones en la temperatura, humedad y nutrición. Los médicos de Quirónsalud Bizkaia ofrecen asesoramiento sobre cómo prevenir y tratar algunas de las patologías más comunes en esta temporada.
La piel, barrera protectora, puede verse afectada causando afecciones cutáneas como el impétigo, muy común en esta época. Como señala la doctora Raquel Fernández, jefa del servicio de Pediatría del Hospital Quirónsalud Bizkaia, las lesiones de impétigo pueden aparecer en cualquier parte de la piel, con frecuencia alrededor de la nariz o la boca, así como en los brazos y piernas. Inicialmente parecen granitos o ampollas pequeñas, que posteriormente se hacen más grandes y toman un aspecto costroso o de herida húmeda con una costra amarillenta. El tratamiento de elección es con antibiótico, en crema o de forma oral, e incluso una combinación de ambas opciones. La clave para prevenir esta infección es una buena higiene: «lavarse bien las manos, así como limpiar y desinfectar las heridas y rozaduras u otras lesiones de la piel», indica la doctora Fernández.
En cuanto a las diarreas, la médica Fernández explica que se caracterizan por deposiciones blandas o líquidas, más abundantes y frecuentes de lo habitual, y pueden acompañarse de dolor abdominal, fiebre y/o vómitos. La causa más frecuente es de origen vírico y la duración es variable, generalmente unos pocos días. Se deben ofrecer líquidos con frecuencia, especialmente tras cada deposición diarreica. En casos leves puede tomar agua frecuentemente; en casos más intensos se recomiendan las soluciones de rehidratación oral, como el suero oral de farmacia. No son adecuados los refrescos, zumos, bebidas isotónicas ni los sueros de preparación casera. Es adecuado que coman lo que toleren sin forzar, evitando comidas grasas o con mucho azúcar.
La salud auditiva de los pequeños también se ve afectada por actividades acuáticas que aumentan el riesgo de infecciones de oído, comúnmente conocidas como otitis. La doctora Jennifer Cueva, especialista en Otorrinolaringología del Centro Médico Quirónsalud Plaza Euskadi, recomienda secar bien los oídos, usar tapones para evitar la entrada de agua y evitar bastoncillos para limpiar los oídos, ya que empujan la cera hacia adentro y provocan bloqueos. En caso de otitis, un pediatra puede prescribir gotas óticas con antibiótico y, en algunos casos, un corticoide para reducir la inflamación.
Los ojos también sufren más en verano debido a la exposición al sol, al salitre del mar, la arena de la playa y el cloro de las piscinas. Desde el servicio de Oftalmología del Hospital Quirónsalud Bizkaia señalan que los síntomas de la conjuntivitis son picor, irritación de ojos con enrojecimiento y en ocasiones secreción. Es una enfermedad contagiosa, por lo que es importante cuidar la higiene de manos y no compartir toallas. El tratamiento principal son los lavados con suero fisiológico y, en caso de que no remitan los síntomas, acudir al pediatra para evaluación.
Finalmente, el golpe de calor es un riesgo significativo durante esta época. El pediatra David Rivera del Hospital Quirónsalud Bizkaia, explica que un golpe de calor consiste en una elevación excesiva de la temperatura corporal debida a la exposición a altas temperaturas, por no estar adecuadamente hidratados o por realizar un ejercicio físico intenso. Los niños pequeños, menores de 4 años y especialmente los menores de 1 año, son los más vulnerables debido a su menor reserva de agua, sudoración y un aparato respiratorio inmaduro. Los síntomas incluyen mareos, vómitos, fiebre superior a 40°C, cefalea, irritabilidad, taquicardia y, en los casos graves, desmayos o pérdida de conciencia. Otros síntomas destacables son piel seca y muy caliente, fatiga, debilidad, respiración superficial y rápida o calambres musculares.
