El norovirus, uno de los virus más prevalentes en este invierno, está afectando principalmente al sistema digestivo, con síntomas que incluyen náuseas, vómitos, diarrea, fiebre, dolor de cabeza y molestias en extremidades. Los síntomas suelen manifestarse rápidamente, entre uno y dos días tras el contagio, y generalmente no requieren hospitalización. El tratamiento se centra en el descanso y la ingesta de líquidos para prevenir la deshidratación, con una recuperación esperada en dos o tres días. Es crucial que las personas infectadas eviten acudir a lugares públicos o preparar alimentos hasta 48 horas después de la remisión de los síntomas para evitar contagios, especialmente en grupos vulnerables como niños pequeños, ancianos e individuos inmunodeprimidos. Comparativamente, estas medidas se alinean con precauciones similares para la gripe, aunque esta última afecta las vías respiratorias y puede agravarse en ciertos grupos de riesgo.
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