Desatascar un grifo empotrado en la pared no tiene por qué ser una tarea titánica. Con las herramientas correctas y una dosis de paciencia, es viable abordar este problema sin necesidad de ayuda profesional. Aquí se ofrece una guía práctica para resolver esta situación.
El primer paso crucial es identificar la causa del atasco. Los sedimentos minerales, restos de grasa y residuos de productos de limpieza son los culpables más habituales de interrumpir el flujo de agua. Antes de comenzar cualquier trabajo, es esencial cerrar la válvula de paso del agua para evitar inundaciones.
Con el suministro cerrado, se procede al desarme del grifo. Es necesario contar con un destornillador y una llave ajustable. Al retirar la tapa decorativa, se accede a los tornillos que sujetan la manija. Organizar las piezas en un lugar seguro y en el orden correcto facilitará su reincorporación posterior.
Con el grifo desmontado, es momento de limpiar. Un cepillo pequeño, como un viejo cepillo de dientes, y una solución de vinagre con bicarbonato de sodio pueden eliminar los residuos acumulados. Es recomendable dejar actuar la mezcla durante varios minutos y luego enjuagar con agua caliente.
Revisar la junta o el cartucho es fundamental, ya que su deterioro puede causar fugas. Reemplazarlos en caso de daño es la mejor opción.
Antes de rearmar el grifo, verificar que el conducto de agua esté libre de obstrucciones es vital. Un gancho de alambre o una manguera pueden usarse para desalojar cualquier suciedad en el interior del tubo.
Finalmente, al ensamblar el grifo, ajustar las piezas con firmeza pero sin excederse evitará daños. Al completar este paso, abrir la válvula de paso permitirá comprobar si el flujo de agua ha mejorado.
Siguiendo estos pasos y con cuidado, es posible restablecer el funcionamiento normal del grifo, evitando la necesidad de recurrir a un fontanero.
