Con la llegada del otoño y el regreso a la rutina escolar y laboral, aumentan los casos de catarros, caracterizados por síntomas leves como congestión nasal y tos, provocados por más de 200 virus, especialmente rinovirus, adenovirus y coronavirus. Los expertos advierten que, a pesar de la similitud en síntomas con la gripe y la COVID-19, los resfriados son más leves y no requieren antibióticos. Factores como el contacto con niños, el estrés y el frío incrementan la incidencia. Se recomienda mantener hábitos de higiene, como lavado frecuente de manos, para prevenir contagios, y administrar solo tratamientos sintomáticos, ya que no existen antivirales efectivos. La vitamina C y el zinc tienen evidencia limitada en la reducción de estos cuadros.
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