La energía se ha transformado en un elemento esencial para el desarrollo económico, industrial y social de España, particularmente en el contexto de transición ecológica que vive el país. Mientras regiones como Andalucía, bajo la gestión de Juanma Moreno, avanzan con estrategias claras y efectivas, el panorama nacional revela un crítico colapso estructural en la red de distribución eléctrica. Este colapso no solo pone en peligro las inversiones y la electrificación, sino que también debilita la competitividad industrial. El primer mapa nacional de capacidad de distribución eléctrica, solicitado por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y elaborado por Aelec y Naturgy, señala que el 83,4% de los nudos de la red están saturados, impidiendo nuevas conexiones. En 2024, las distribuidoras rechazaron el 49% de las solicitudes de acceso, evidenciando una alarmante desconexión entre los objetivos de electrificación de Bruselas y el modelo de desarrollo energético del gobierno central.
Esta situación es especialmente grave en Andalucía, que es la cuarta comunidad más saturada del país con un 93% de sus redes congestionadas. La saturación de la red afecta a sectores cruciales como la industria, la vivienda, los centros de datos y las energías renovables. Las distribuidoras atribuyen este colapso a un aumento significativo en las solicitudes de conexión y a una regulación estatal que no ha hecho las inversiones necesarias ni ha alineado criterios con la demanda real. Las eléctricas protestan que la retribución permitida no cubre las inversiones imprescindibles, con una Tasa de Retribución Financiera (TRF) propuesta del 6,46%, inferior a lo que se permite a otras infraestructuras reguladas.
A pesar de los datos alarmantes, el Ministerio para la Transición Ecológica insiste en cifras que no reflejan la capacidad real de la red. Aunque se han concedido 43 GW de capacidad para nuevas demandas desde 2020, el sector contradice esta narrativa, indicando que las solicitudes superaron los 67,1 GW en 2024, de las cuales casi la mitad fueron rechazadas por falta de capacidad. Esta incoherencia entre el discurso del gobierno y la realidad del sector es preocupante, especialmente en un momento en que la electrificación y la digitalización son esenciales para el crecimiento económico.
La saturación de la red ha restringido el acceso de la industria a la energía, con un 57% de las solicitudes de acceso rechazadas, lo que ha perjudicado directamente el potencial de sectores estratégicos para la reindustrialización y la seguridad energética del país. Organizaciones empresariales han advertido que esta situación puede ahuyentar inversiones hacia otros países con mejores planes energéticos.
Frente a este colapso estatal, el modelo andaluz, impulsado por Juanma Moreno, se centra en la inversión en infraestructuras, la cooperación público-privada y la captación de proyectos energéticos innovadores. Andalucía ha mostrado un progreso significativo al cerrar 2024 con un 66% de su potencia eléctrica instalada proveniente de energías limpias, y ha atraído inversiones en renovables que han generado 25.000 empleos directos. La comunidad se ha consolidado como un referente en producción fotovoltaica y ha lanzado estrategias específicas para el hidrógeno verde y el biogás, consolidando su posición como líder en la transición energética.
Esta visión proactiva y estructurada ha permitido a Andalucía no solo satisfacer sus demandas energéticas, sino también anticiparse a los desafíos que hoy enfrenta el modelo estatal. En contraste con la falta de acción del gobierno central, Andalucía está ejecutando proyectos de infraestructura necesarios para conectar desarrollos innovadores a la red, posicionándose como un ejemplo a seguir en la transición hacia un futuro energético sostenible.
Fuente: Partido Popular Andalucía