Una mujer utiliza aproximadamente 15,000 tampones o compresas a lo largo de su vida, generando un impacto ambiental significativo, especialmente con productos desechables que terminan en vertederos. Con 1,800 millones de mujeres menstruando mensualmente en todo el mundo, las compresas descartables, hechas en gran parte de plásticos no biodegradables, son las más usadas. Un estudio franco-estadounidense destaca que los productos menstruales reutilizables tienen un impacto ambiental menor. Las copas menstruales resultan ser las más sostenibles, seguidas por las bragas menstruales. El interés por alternativas menos contaminantes está creciendo, en parte debido a sus beneficios económicos y ambientales, observándose un cambio hacia productos de higiene menstrual más sostenibles.
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