Salvador Plasencia, quien dirigía una clínica en las afueras de Los Ángeles, fue sentenciado por distribuir ketamina de manera ilegal al actor de 54 años, cuyo nombre no ha sido revelado. La clínica, que operaba bajo una fachada de servicios médicos, fue el centro de una investigación que descubrió la venta ilícita del potente anestésico, conocido también por sus efectos disociativos y recreativos. Plasencia enfrentó el veredicto tras una minuciosa investigación que evidenció su rol en la entrega no autorizada de la sustancia, lo que levanta nuevamente la preocupación sobre el abuso de drogas en el ámbito del entretenimiento.
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