En el juicio por la masacre durante una boda gitana en Torrejón de Ardoz, Madrid, se ha revelado que se trató de una venganza premeditada, según testigos. El acusado, Micael Da Silva, supuestamente arrolló intencionalmente a los asistentes, dejando cuatro muertos y nueve heridos graves. Los relatos de los testigos, incluido el padre del novio, detallan que el sospechoso, conocido como «El Portugués», aceleró bruscamente su vehículo sin previo aviso. La defensa alega que Da Silva intentaba escapar tras escuchar disparos, aunque no se encontraron pruebas de tal tiroteo. La Fiscalía pide 226 años de cárcel, mientras que algunas acusaciones demandan prisión permanente revisable.
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