Consejos Esenciales para Compartir Cama con tu Bebé de Manera Segura y Confortable

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Juan Hernández

Dormir con un bebé representa un universo de experiencias gratificantes y a la vez desafiantes para cualquier nuevo padre. La importancia de garantizar un buen descanso tanto para el recién nacido como para los padres no puede ser subestimada, ya que incide directamente en el bienestar de ambos. Para abordar estos retos, existen una serie de recomendaciones que pueden hacer de esta etapa una travesía más llevadera.

Primordialmente, se debe asegurar un entorno seguro y acogedor para el bebé. La Academia Americana de Pediatría (AAP) aconseja que los bebés duerman en una cuna o moisés a pocos metros de sus padres por seis meses como mínimo, lo cual disminuye el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL). A pesar de esta recomendación, muchos padres encuentran más conveniente el co-sleeping o compartir cama con su bebé, aunque es esencial hacerlo con precauciones adecuadas. El colchón debe ser firme y libre de objetos que pudiesen obstruir la respiración del pequeño, y ambos padres deben ser conscientes y evitar el consumo de sustancias que alteren su atención.

La irregularidad en los patrones de sueño del recién nacido se presenta como un reto significativo. Con un promedio de sueño de entre 14 a 17 horas al día en lapsos cortos, los padres deben estar preparados para múltiples despertares nocturnos para alimentarlos y cambiarlos. Establecer rutinas como un baño antes de dormir o la lectura de cuentos puede facilitar que el bebé asocie estos momentos con el descanso.

La alimentación desempeña un papel crucial. Los bebés amamantados por lo general requieren alimentarse cada 2-3 horas, mientras que los alimentados con fórmula podrían extender las horas de sueño. Sin embargo, cada bebé es único, y es vital adaptar las prácticas a sus necesidades individuales.

Los expertos sugieren a los padres la importancia de contar con apoyo durante las primeras semanas. Alternar las noches y compartir responsabilidades nocturnas entre ambos progenitores puede ser una estrategia clave para asegurar el descanso de los padres.

Adicionalmente, la atmósfera en la habitación puede influir notablemente en el sueño del bebé. Mantener una iluminación tenue y una temperatura agradable alrededor de los 20 grados Celsius crea un ambiente propicio para descansar. La música suave o los sonidos blancos son otros recursos que pueden calmar al bebé y facilitarle el sueño.

Finalmente, los padres deben priorizar su autocuidado. Cultivar un estado emocional sano, dormir lo suficiente y buscar momentos de pausas y descanso durante el día les permitirá ser más resilientes y eficaces cuidadores. La práctica del mindfulness, aprovechando pequeños descansos y solicitando la ayuda de seres queridos, son estrategias que pueden ofrecer un respiro durante este importante periodo.

El arribo de un bebé, si bien llena de desafíos la vida cotidiana, también trae una alegría desbordante. Prepararse adecuadamente para dormir con el bebé es esencial para que tanto los padres como los hijos disfruten de un sueño restaurador y de una convivencia armoniosa.

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