Lewis Hamilton, recién incorporado a Ferrari, enfrenta una temporada complicada, manifestando su frustración tras no alcanzar la Q3 en el GP, mientras su compañero Charles Leclerc logra la pole. Hamilton, visiblemente desanimado, atribuye su bajo rendimiento a sí mismo, calificándose de «inútil» y sugiriendo que Ferrari podría necesitar un nuevo piloto. Sus declaraciones reflejan una profunda autocrítica, dejando entrever la presión y desilusión que siente en este inicio con la escudería italiana.
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