En Estados Unidos, la violencia política vinculada a teorías de conspiración es alarmante. Casos como el del «pizzagate» y las amenazas tras el tiroteo escolar de Sandy Hook ejemplifican esta problemática. Recientemente, la furia conspirativa podría llevar a la dimisión del subdirector del FBI, Dan Bongino, debido a la presión sobre la gestión de documentos del caso Epstein. Trump, quien antes prometió revelar una lista de clientes vinculada a Epstein, ahora intenta desviar la atención, lo que ha causado descontento entre sus seguidores. Personalidades como Elon Musk han instado a Trump a cumplir sus promesas, mientras que la desconfianza crece en su base de apoyo, afectando incluso a figuras como la fiscal general y generando tensiones en las filas del movimiento MAGA.
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